Asma alérgica: desencadenantes y consejos para paliarla

Aunque el asma alérgica puede aparecer a cualquier edad, es común que empiece en la niñez y los síntomas vayan presentándose de manera progresiva.

El asma alérgica o asma inducida por alergia es la forma más frecuente de asma, una enfermedad crónica que produce inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias.

Los síntomas tienen lugar cuando una persona entra en contacto con una sustancia que su sistema inmunológico reconoce como extraña.

Estas sustancias son los denominados alérgenos y entre los más comunes se encuentran los ácaros, el polen y las mascotas.

Aunque el asma alérgica puede aparecer a cualquier edad, es común que empiece en la niñez y los síntomas vayan presentándose de manera progresiva.

Síntomas del asma alérgica

Los síntomas del asma alérgica no son iguales en todas las personas, varían de una a otra, al igual que los desencadenantes que la producen.

También es variable la frecuencia de los ataques y el nivel de gravedad, pudiendo ser desde asma grave y ataques frecuentes hasta asma moderada y menos frecuente.

Los síntomas más comunes del asma alérgica son:

  • Tos.
  • Opresión o dolor en el pecho.
  • Sibilantes al exhalar (habitual en niños).
  • Dificultad respiratoria.
  • Problemas para dormir debido a la presencia de los síntomas.

Reconociendo los desencadenantes del asma alérgica

Un alérgeno es una sustancia inofensiva que en algunas personas desencadena una respuesta por parte del sistema inmunitario. La combinación del anticuerpo IgE con alérgenos produce la secreción de potentes químicos llamados mediadores, los cuales causan la inflamación e hinchazón de las vías respiratorias, y dan como resultado los síntomas del asma.

Los desencadenantes de asma más comunes son:

  • Los ácaros del polvo que se encuentran en el interior del hogar, especialmente en colchones, almohadas y alfombras.
  • Los alérgenos de exterior, como el polen y el moho, desencadenan los síntomas tras ser inhalados.
  • Los animales con pelo tienen alérgenos en la piel, la saliva y la orina. Los perros y gatos son las mascotas alergénicas más comunes.
  • El aire frío y la contaminación ambiental pueden producir inflamación de las vías respiratorias.
  • El tabaco irrita los pulmones lo que puede desencadenar un brote de asma.
  • Los insectos: las personas alérgicas con asma tienen mayor probabilidad de tener un brote asmático después de una picadura.
  • Determinados medicamentos, como la aspirina, pueden provocar los síntomas.
  • El estrés y la ansiedad pueden originar inflamación de las vías respiratorias.

Importancia de consultar con profesionales

Si tienes cualquier sospecha de que puedes padecer asma alérgica, lo recomendable es consultar a tu médico para que sea él quien lo valore.

Un equipo multidisciplinar compuesto por alergólogos y neumólogos serán los encargados de realizar el diagnóstico, control y seguimiento.

Diagnóstico del asma alérgica

El diagnóstico del asma alérgica se basa en varios factores. El médico realizará unas preguntas para hacer un informe detallado de los síntomas.

Además, hará un examen físico en el que evaluará la nariz, la garganta y mediante un estetoscopio las vías respiratorias.

Para determinar el funcionamiento de los pulmones, los médicos realizarán las siguientes pruebas:

  • Espirometría: registra la cantidad de volumen de aire que se exhala, así como la velocidad con la que se desplaza.
  • Prueba de provocación bronquial: también mide la cantidad de aire y la rapidez con que se moviliza, pero en este caso antes y después de tomar medicación.

Es posible que el médico también realice pruebas de alergia, que pueden ser un análisis de sangre y/o pruebas cutáneas.

Aunque éstas no sirven para diagnosticar el asma, son útiles para identificar los alérgenos que pueden desencadenarla.

La importancia del manejo continuo en el control del asma

En el control del asma es necesario contar con un plan de acción que haya sido prescrito por tu médico, además de realizar un seguimiento regular de la enfermedad.

Entre los consejos que puedes seguir para su control y hacer que las crisis sean menos frecuentes, se encuentra el mantener unos hábitos de vida saludables y hacer ejercicio de manera regular y de forma adaptada a tus capacidades.

Igualmente, tomar medidas para evitar la exposición a los alérgenos puede ayudarte.

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BEM-LD39-07/23

Escrito por Gebro Pharma

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